Control

Del francés contrôle. Comprobación, inspección, fiscalización, intervención. Dominio, mando, preponderancia.

El control puede resultar desesperante. Pero la opción contraria no es el descontrol, ya que la ausencia de éste no significa la opción contraria. Por lo tanto el caos no entra dentro de esta ecuación. La acción contraria al control es la libertad. Y mientras el acto de controlar nuestra mente o pensamiento nos aleja del momento presente, la libertad se nos escapa entre los dedos. El control de nuestros pensamientos es atender a nuestro ego, dando un paso atrás en nuestro camino de la libertad. El libre pensador no comprueba sus pensamientos, no realiza inspecciones de sus anhelos, ni fiscaliza sus sueños, no interviene… simplemente deja que fluyan, atiende sus deseos, completa su camino y se realiza como ser. Simplemente porque sabe que el control no es real.

Coger las riendas de tu vida o tener el mando, dominar tu ser o intentar conseguir controlar tu vida, es igual a limitación. Suena a estático, estancado. En la naturaleza, y por supuesto en la de nuestro propio ser, se encuentra fluyendo la vida, en continuo movimiento. Todo evoluciona y crece, avanza sin control posible. Creer que podemos controlar esa energía es una “autofarsa” que retrasa nuestro camino hacia la libertad. La presencia del control es la presencia del ego. Fluir en el día a día de las ideas es alcanzar la libertad de crear, de ser un verdadero artista. Carpe diem.

Nuestra naturaleza es la única que marca los límites. Nacemos y crecemos sin un control consciente de la situación, pero a medida que crecemos, la educación, la cultura y la sociedad nos guían y nos enseñan a creer en el control de la situación. Error. No controlamos cuándo comenzará a latir nuestro corazón, ni controlamos los millones de células que componen nuestro organismo, no somos conscientes de las millones y millones de conexiones que realizan nuestras neuronas. Un cúmulo de acciones y una cantidad de energía que no conocen el significado del control.

¿Qué nos aporta el control? ¿Seguridad? ¿Felicidad? ¿Bienestar? ¿Calidad de vida? ¿Salud? Ninguna de estas cosas nos las facilita el control. El control es el umbral del miedo, la opresión, la desigualdad, la desconfianza, la rabia y la muerte. El control es la antítesis de la libertad. No nos engañemos con ilusiones. Vive el presente en libertad. Eso es lo único que te aportará seguridad, felicidad, bienestar, calidad de vida y salud.


Chico

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