Para nuestra perrita Tirsa (1988-2010) que nos acompañó un largo camino, enseñándonos muchas cosas (amor incondicional, perdón, paciencia, humildad...). Una gran maestra que seguro a cumplido con su karma. Mucho amor y luz. Si a la Madre Tierra se le canta, se le danza, se le toca y se le ofrenda, de nuevo caminamos en equilibrio sobre la Tierra. Como hicieron nuestros ancestros, como hicieron nuestros abuelos. Como hicieron nuestros ancestros, como hicieron nuestras abuelas. Con risa y alegría, con paciencia y humildad. Danza de la vida, danza de la tierra, danza de las estrellas, danza del sol. Danza de los espíritus, mi propia danza. Y cuando creo que ya no puedo más siempre recibo una señal que me renueva y me da fuerzas para dar un paso más.