Purificación: Agua y aire
La siguiente práctica de purificación se debe realizar a
solas.
1- Llena
la bañera de agua.
2- Empieza
a respirar de forma enlazada, inspirando y espirando por la nariz.
3- Mete
un pie en el agua sin dejar de respirar.
4- Sigue
respirando hasta que hayas asimilado los cambios físicos y emocionales.
5- Mete
el otro pie en el agua y sigue respirando hasta que hayas asimilado los
cambios, ya que algunas personas tienen destellos de frío o de calor.
6- Siéntate
en la bañera y sigue respirando. Puede que en este momento te des cuenta de que
la espiración está acompañada de excreción de sustancias corporales).
7- Sigue
respirando hasta que la espiración se vuelva más ligera, más equilibrada y más
libre.
8- Túmbate
en la bañera para que el agua te cubra hasta el cuello. Sigue respirando hasta
que la espiración sea totalmente ligera y relajada.
9- Inclina
la cabeza hacia atrás y mete el chacra de la coronilla en el agua, siguiendo
con esa respiración hasta que asimiles los cambios de energía.
10- Mete la frente
debajo del agua de tal forma que solo sobresalgan la nariz y la boca. Sigue
respirando en esta posición hasta que te sientas completamente relajado y que
sientas que toda tu energía corporal está limpia, clara y equilibrada. Fíjate
dónde se localiza tu centro de energía.
11- Manteniendo la
respiración enlazada, saca los pies del agua y fíjate en las diferencias del
cuerpo de energía.
12- Invierte el
proceso. Manteniendo la respiración enlazada, saca la cabeza del agua, siéntate
recto, levántate y sal del agua con un pie y después del otro.
13- Repite todo este
procedimiento tres veces.
14- Fíjate si tienes
relajada la mandíbula, los hombros, las piernas, la pelvis, etc. Dedícale el
tiempo que sea necesario. No hay nada como un cuerpo de energía limpio y
equilibrado.
La técnica de salir completamente
del agua tres veces y volver a entrar procesa gran cantidad de sensaciones
psicológicas del pasado (sobretodo sensaciones de la primera infancia). Las
sensaciones de la primera infancia suelen ser más importantes y fuertes que el
trauma natal. Son sensaciones del cuerpo físico de desamparo y desesperación.
Cada vez que hagas estos ejercicios disolverás alguna de estas sensaciones.
Respira por la nariz al menos el
90% del tiempo, no solo durante las sesiones de respiración consciente, sino
durante las 24 horas del día. Se debe respirar la mayor parte del tiempo
expandiendo la parte superior del pecho y no principalmente con el diafragma.
Cuando respires con el estómago (diafragma), imagínate que tienes una cuerda
atada al estómago que está tirando hacia arriba. No solo se debe expandir la
tripa sino que se debe sentir también en el pecho, piernas, pies y cabeza. Toda
la energía del cuerpo se expande como un globo al inhalar y se contrae al
espirar. No se debe controlar la espiración.
Al respirar por la nariz, la
energía que se mueve por tu cuerpo va limpiando el sistema nervioso así como el
circulatorio. Es mucho más eficaz respirar por la nariz que por la boca. Cuando
sumerges el cuerpo de energía en agua, las ruedas de energía de tu aura se van
limpiando con el agua. Al combinar con el baño la respiración consciente,
aumenta la eficacia de ambos procesos. Al practicar esta purificación en agua
caliente los resultados que se obtienen son completamente distintos de los del
agua fría. Pruébalo a distinta temperatura y fíjate en lo que aprendes.
Caliente quiere decir por encima de 37ºC. Frío es por debajo de dicha temperatura.
La purificación por el agua te
aporta la oportunidad de experimentar directamente el universo físico en lugar
de tus pensamientos y miedos al respecto. La clave para respirar durante la
purificación por el agua es relajarse en la espiración. Otra clave es dedicarle
todo el tiempo que necesites a la inhalación.
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