Optimismo: equilibrio emocional


            Si estás contento, de buen humor, si tienes pensamientos positivos, también te encontrarás mejor físicamente. Numerosos estudios han demostrado que el optimismo tiene importantes be­neficios para la salud. Un estudio sobre casi 100.000 mujeres mostró un riesgo menor de enfermedad cardiaca y muerte en los optimistas. Además, un análisis de varios estudios con más de 300.000 pacientes con­cluye que la depresión está asociada con un riesgo mayor de padecer ictus y morir por esta causa (JAMA; 2011; 306 [11]:1241-1249).


            Un proyecto emplea la risa y el humor con fines terapéuticos, como estrategias antidepresión, en geriátricos de Israel. Existe un gran consenso sobre los efectos fisiológicos de la risa: estimula el sistema inmunitario, disminuye la sensación de dolor, ayuda a mantener elásti­cas las arterias, disminuye los efectos dañinos de las hormonas del estrés, y favorece la liberación de endorfinas (hormonas de la felicidad). Pero el humor con pensamiento positivo no sólo favorece la salud física, tam­bién la salud mental se ve potenciada. Disminuye el estrés y los síntomas de depresión y ansiedad, aumenta la autoestima, la esperanza y la energía; mejora las relaciones interpersonales; estimula la creatividad y, en definitiva, mejora la calidad de vida.

            El modo de vida actual afecta a nuestra mente.
            Y si afecta a nuestra mente, también se resentirá nuestro físico. La ansiedad y la depresión han aumentado considerablemente en los últimos tiempos en todo el mundo y España no es la excepción. También el insomnio es un tras­torno frecuente en la actualidad. Unos 40 millones de estadounidenses adultos entre 18 y 54 años (un 18,1%) padecen cada año algún tipo de trastorno de ansiedad. En España, la cifra es del 20%, siendo más frecuente en la mujer.
            La depresión también es muy frecuente en nuestro país, siendo la edad de máxima incidencia entre los 18-44 años y, con mucha frecuencia, se asocia a ansiedad. El tratamiento de este tipo de trastornos debe ser muy personalizado debido principalmente a los efectos adversos de los antidepresivos y ansiolíticos tra­dicionales: sedación/somnolencia, boca seca, estreñimiento, mareos, náuse­as, adicción ... etc.

            ¿Quieres vivir de un modo equilibrado?
            - No abuses de la cafeína. El consumo a largo plazo de cafeína se ha relacionado tanto con ansiedad como con depresión.
            - Cuidado con el alcohol. La ingestión prolongada de bebidas alcohólicas disminuye las concentraciones de serotonina y catecolaminas (neurotransmisores que intervienen en el funcionamiento del sistema nervioso).
            - Haz ejercicio físico. Diversos estudios han demostrado que el ejercicio físico realizado regularmente tiene la misma eficacia que la psicoterapia o algunos productos farmacológi­cos. La actividad física aumenta los niveles de serotonina y endorfinas.
            - Toma ácidos grasos omega-3. Una deficiencia de ácidos grasos omega-3 o un dese­quilibrio entre los omega-3 y omega-6 se relaciona con un aumento de los síntomas de an­siedad y depresión.
            - No olvides las vitaminas del grupo B. El ácido fólico y la vitamina B12 están relacio­nados con la síntesis de neurotransmisores cerebrales. La vitamina B6 es indispensable en la producción de serotonina.


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