Coenzima Q-10, para la juventud de los órganos vitales
El Q-10 es una sustancia parecida a
las vitaminas que existe en todas las células del organismo y forma parte del
sistema de producción de energía para los procesos vitales, aunque el
envejecimiento y otros factores hacen que disminuya su disponibilidad. Se
concentra especialmente en hígado, corazón y en los órganos con mayores
necesidades energéticas (riñones, músculos y páncreas). Puesto que su
estructura es muy similar a la de las vitaminas liposolubles E y K, evita la
peroxidación lipídica casi con la misma intensidad que la vitamina E y es más
eficaz que ésta para prevenir la oxidación de las lipoproteínas de baja
densidad que transportan el colesterol «malo» (LDL).
¿Cómo obtenemos Q-10?
Este
coenzima que contribuye al buen funcionamiento celular y estimula el sistema
inmunológico se halla en casi todos los alimentos, aunque la vía más
importante para su obtención es la síntesis endógena. Nuestro organismo posee
la capacidad de fabricarla en niveles óptimos en la juventud pero, luego esta
capacidad disminuye y el aporte queda limitado a la alimentación y a la
suplementación dietética. El precursor del coenzima es un aminoácido
denominado tirosina, que precisa concentraciones adecuadas de ciertas vitaminas
(B2, B3, B6 y B9 o ácido fólico) para la formación definitiva del Q-10. El
déficit de cualquiera de estos nutrientes da lugar a una carencia de Q-10.
Básico para una salud
óptima
Además del
envejecimiento y una dieta insuficiente, otros factores impiden disponer de la
cantidad de Q-10 que necesitamos. Destaca el estrés ambiental, el ejercicio
intenso y determinados medicamentos (las sustancias contra el colesterol tipo
estatinas, algunos fármacos para la hipertensión y ciertos antidepresivos).
Por todo ello, una suplementación de este nutriente (ver recuadro más abajo) es
beneficiosa para prevenir y tratar muchas enfermedades:
•
Patologías cardiacas: mejora el metabolismo del músculo cardiaco y previene la
insuficiencia coronaria y cardiaca. Ayuda a reducir la medicación de estos
pacientes.
•
Inmunodepresión: estimula la función de las células del sistema inmunitario.
•
Envejecimiento celular: contribuye a retrasar las enfermedades degenerativas.
• Diabetes:
potencia la transformación de la glucosa en energía.
• Obesidad:
la combinación de una dieta hipocalórica con un suplemento de Q-10 ayuda a
perder peso en caso de actividad metabólica defectuosa.
• Aumenta
la energía: muchos deportistas lo utilizan para mejorar su rendimiento.
• Se emplea
en la curación y reparación de las encías y en la cirugía oftálmica.
• Combate
la distrofia muscular, la infertilidad masculina, las úlceras digestivas y
alergias, la fibromialgia, el asma bronquial, la migraña, la fatiga crónica y
el cáncer.
Suplementos de Q-10
Pueden ser
necesarios a partir de los 35 años. El coenzima Q-10 se encuentra en muchos
alimentos de nuestra dieta (huevos, espinacas, vísceras, aceites vegetales y
pescados como el atún o la sardina). La dieta nos aporta unos 10 mg diarios de Q-10
(la dosis recomendada es de 15
a 30 mg al día) pero la manipulación alimentaria actual
tiende a eliminar esta sustancia y nuestra capacidad fisiológica para
sintetizarla disminuye notablemente a partir de los 35-40 años. Por todo ello,
es muy aconsejable tomar suplementos dietéticos de Q-10. En adultos sanos se
recomiendan unas dosis de 30 a
60 mg diarios (abstenerse embarazadas y lactantes).
Rosa
Guerrero, Revista Integral
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