Menta, remedios y trucos

          La menta ha ocupado desde siempre un papel primordial tanto en la cocina como en la botica. Es toda una bendición para los estómagos delicados y una gran ayuda en casos de piel y cabellos grasos. Ten una macetita de menta fresca siempre en casa y disfrutarás de sus muchas virtudes durante todo el año. Con sus hojas también podrás decorar y dar sabor a innumerables platos, además de preparar bebidas refrescantes, zumos o licores.


          Las abuelas siempre ofrecían una tacita de tisana de menta después de las comidas, sobre todo si se habían tomado platos fuertes o muy grasos. Se prepara echando una cucharada de menta fresca o una cucharadita de menta seca en una taza de agua caliente. Se deja en infusión durante tres minutos y se filtra. Si no te gustan las tisanas calientes, déjala enfriar y tómala con una rodajita de limón, te resultará más refrescante. Aumenta la secreción de jugos gástricos y de bilis, facilitando la absorción de nutrientes por parte del organismo y relaja los músculos de los conductos digestivos. Ayuda a despertar el apetito, calmar los dolores abdominales, los retortijones, gases y flatulencias. También está indicada para favorecer la expulsión de las piedras de la vesícula y a controlar el dolor que producen. Muy útil como expectorante, contra resfriados, gripes, sinusitis y rinitis.

          Si sufres de náuseas o dolores de cabeza, mezcla menta piperita y menta poleo a partes iguales, echa una cucharadita en una taza de agua caliente y toma tres tazas al día. También puedes utilizar el aceite esencial de menta piperita aplicándo unas gotas en la sien y en el cuello. El aceite esencial puede ser útil en casos de tos, catarros, asma, dolores reumáticos, musculares o de muelas, picaduras de insectos (o para auyentarlos), desmayo, debilidad, diarrea...

          La menta es también una de las formas más antiguas de luchar contra el mal aliento. Después de comer, sobretodo si has comido alimentos de fuerte olor como el ajo o la cebolla, mastica durante unos minutos unas hojas frescas de menta. Esta aromática hierba eliminará el mal aliento y te dejará un agradable sabor de boca.

          En las casas de campo, es muy habitual que las pulgas invadan las camas, con las consecuentes molestias que esto ocasiona. Para evitarlo, las abuelas ponían diez hojas de menta debajo del colchón y otras tantas dentro de la funda de la almohada. Además de aromatizar agradablemente la habitación, la menta hará que las pulgas huyan despavoridas para no volver. La menta es una planta aromática con numerosas aplicaciones. Repele plagas de las plantas como los pulgones y otros insectos dañinos, además de frenar a las hormigas.

          La menta también se puede utilizar cuando tendemos a tener el cabello graso. Esta hierba, además de dar un perfume fresco y agradable, ayuda a mantener el cabello limpio y suelto durante más tiempo. Hierve un puñado de hojas de menta, fresca o seca, en un litro de agua y una vez frío, filtra el preparado y utiliza el líquido obtenido para aclarar el cabello después del lavado. Al mismo tiempo, realiza un suave masaje sobre el cuero cabelludo.

          Si tienes la piel grasa y con granitos, hazte una vez a la semana el siguiente baño de vapor: echa un puñado de menta fresca (o dos gotitas de esencia) y la corteza de un limón en una palangana con agua hirviendo y deja en infusión un par de minutos. Cubre la cabeza con una toalla, cierra los ojos y acerca el rostro al vapor. Mantente así de dos a tres minutos. Lava después la piel con agua fresca.

PRECAUCIONES: El aceite esencial puede provocar nerviosismo e insomnio en personas propensas a ello. Las inhalaciones de esencia no se recomiendan a niños menores de 6 años, como tampoco cualquier producto que contenga mentol.

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