Evitar la caída del cabello después del verano
El cabello tiene un
ciclo vital en el que crece y cae, pero es sustituido por otro nuevo que
acabará teniendo las mismas características que el pelo perdido, con lo cual,
el problema se plantea cuando hay una desproporción entre el cabello que cae y
el que nace, o bien cuando el cabello nuevo no tiene la misma calidad que el
que ha caído, por lo tanto en la mayoría de las ocasiones la alopecia es más un
problema de calidad que de cantidad.
En verano, se multiplican los casos de pérdida de cabello
por agresiones externas debidas al exceso de cloro, la sal y el sudor, que se
unen al aumento de los rayos ultravioletas que dañan la cutícula del pelo, por
lo que se recomienda cuidar la alimentación, aumentar la ingesta de vitaminas y
evitar lociones que irriten la piel.
Por ello, tras la playa, hay que aclarar el pelo con agua
tibia y champú, eliminando a su vez los restos de arena que, se ha demostrado,
resecan el pelo y debilitan su color natural. El agua del mar no es la única
que afecta a la salud del pelo, también es su exposición al cloro de las
piscinas, por lo que se aconseja lavar la cabeza con abundante agua y secarla
lo antes posible, pues los ácidos y el cloro pueden afectar a la estructura
capilar y debilitar no solo el color sino la propia fuerza del pelo.
El lavarse el pelo todos los días, contrario a lo que dice
el mito, es sano y no lo estropea, aunque para mantener la salud del pelo
también será necesaria una buena alimentación: siguiendo una dieta rica en
agua, frutas, verduras y líquidos, como zumos naturales, dado que contribuirán
a la acción reparadora.
El cabello debe lavarse tantas veces como sea necesario para
cada persona, no por lavarlo menos, caerá menos. Los champús son excelentes
cosméticos de limpieza que sirven para lavar el cabello sin dañarlo, dándole
propiedades cosméticas (suavidad, hidratación...). A veces pueden ayudar a
controlar, dependiendo de su composición, algunas patologías leves de cuero
cabelludo.
Deben utilizarse los champús de un pH neutro y que no sean
agresivos. Debería evitarse el uso frecuente del secador, planchas, tintes de
cabellos o permanentes, ya que debilitan el cabello. Cuando existe una caída
excesiva del cabello, es necesario utilizar productos formulados específicamente
para estas situaciones. Se deben utilizar champús que contengan ingredientes
activos específicos y científicamente probados en la eficacia de ayudar a
frenar la caída del cabello y a estimular el crecimiento capilar.
La principal función del champú es la de activar la
microcirculación del cuero cabelludo estimulando el folículo piloso y
normalizando la secreción de las glándulas sebáceas. Además, estos champús
deben contener vitaminas y agentes acondicionadores que nutran y fortalezcan el
cabello, y que permitan su uso diario. El uso frecuente de estos champús aporta
densidad, fuerza y volumen al cabello dejándolo suave y brillante.
El cabello se halla en constante renovación y su metabolismo
y regeneración son muy sensibles al déficit nutricional. La idea de tomar un
complemento que contenga nutrientes cobra mucho sentido, pues en muchos casos
la caída del cabello se debe a una alimentación pobre o con carencias
nutricionales, como sería el caso de seguir ciertos tipos de dieta.
En el momento de la elección del tratamiento más indicado
para la caída del cabello, es importante tener en cuenta los activos y su
eficacia demostrada: la combinación de los activos de los complementos
alimenticios ayudan a frenar la caída, a nutrir y a estimular el crecimiento
capilar recuperando la apariencia normal; dando como resultado un cabello sano,
fuerte y brillante.
Extraído de: Revista “Estar vital”, n° 75
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