Ajo, remedios y trucos

     El ajo es una planta bulbosa de hasta 30 cm de alto, con las hojas alargadas y flores blancas o rosa pálido. La raíz, un bulbo compuesto de varios gajos o dientes, es el rey de la dieta mediterránea y uno de los productos más valorados de la medicina tradicional. En la antigua Grecia era símbolo de fortaleza y se ofrecía a los atletas en las pruebas olímpicas y en Egipto se plantaba en los cruces de los caminos como protección. El penetrante “perfume” del ajo ha presidido durante siglos tanto las cocinas como las boticas, regalándonos sabor y salud a raudales. Sus virtudes medicinales siguen estando plenamente vigentes.


     Las virtudes medicinales del ajo son múltiples. Destaca por su acción vasodilatadora, por la capacidad de evitar la coagulación y favorecer la circulación sanguínea. Puede prevenir trastornos circulatorios como embolias, trombos y arteriosclerosis, además de ayudar a mantener los niveles de colesterol. Ayuda a bajar la tensión sanguínea y aleja la posibilidad de padecer una complicación cardiaca. Masticar dos dientes de ajo (o machacarlos y tragarlos con agua) es un remedio sencillo para estimular la circulación.

     Por su efecto estimulante del riego sanguíneo, las abuelas lo utilizaban para estimular el crecimiento del cabello. Friccionaban la cabeza a diario con una pequeña cantidad del siguiente ungüento. 100 g de ajos, 100 g de cera de abejas y 100 g de miel. Majaban los ajos en el mortero y los ponían en un recipiente. Añadían la cera de abeja y lo calentaban al baño maría removiendo bien. Cuando se fundía, añadían la miel y retiraban del fuego cuando estaba caliente.

     Indicado también para diabéticos porque ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre. También es un buen elemento para reforzar el sistema inmunológico, pues aumenta las defensas del organismo contra virus y bacterias. Se aconseja para la gripe, catarros, bronquitis, laringitis, sinusitis y en determinadas alergias como el asma. Para parar en seco el molesto moqueo que tan frecuente resulta en otoño e invierno, no hay nada mejor que picar finamente un par de dientes de ajo y respirar su fuerte olor. No hace falta que estés mucho tiempo, en pocos minutos el moqueo parará. Si eres propenso a sufrir anginas, prepara un jarabe de ajo. Corta en trozos unos cuantos dientes de ajo, ponlos en un recipiente y recúbrelos con miel. Deja que reposen durante unas dos horas y filtra bien. Toma una cucharadita de este jarabe varias veces al día hasta que notes mejoría. Para las amígdalas inflamadas te recomendamos el siguiente zumo. Machaca dos dientes de ajo y mételos en un vaso de zumo de limón caliente. Puedes añadir una pizca de miel y tomar un par de vasos al día mientras dure la inflamación.

     Supone un gran aporte de vitaminas y minerales. Ayuda a la expulsión de parásitos intestinales y, en uso externo, es una solución muy interesante para hongos, verrugas y otras afecciones de la piel. Si te encuentras con que un callo te está dando la lata, pon fin al sufrimiento con este remedio tradicional. Corta una lámina muy fina de ajo y colócala sobre el callo hasta que se ablande. Puedes fijarla con una venda o tirita. Ten en cuenta que el ajo puede irritar la piel de algunas personas sensibles, por lo que te recomendamos que protejas la piel que rodea el callo con un poco de vaselina.

     Si la despensa de tu casa se ve atacada con frecuencia por el temido gorgojo (ese bichito tan aficionado a aposentarse en los botes de legumbres), apúntate el siguiente truco. Tan sólo tienes que poner unos cuantos dientes de ajo en el bote (uno por cada kilo de legumbres) y listo. Los gorgojos odian el penetrante olor de este bulbo y no se acercarán a tus legumbres nunca más.

     El ajo no sólo reina en la cocina, también en el dormitorio tiene mucho que hacer. Y es que este bulbo es uno de los afrodisíacos masculinos más efectivos. Tan sólo hay que frotar con ajo dos rebanadas de pan y degustarlas con un poco de aceite. El efecto no se hace esperar.

Precauciones: Se deben evitar las dosis elevadas, especialmente de ajo crudo, sobre todo durante el embarazo y la lactancia.

Allium Nova

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Ingredientes (por cápsula)

  • Aceite de ajo fresco macerado (460 mg)

Presentación

  • Envase de 120 cápsulas recubiertas (no repite)


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