Aliados para una vista saludable
La retina puede
considerarse una parte especializada del sistema nervioso central, capaz de
captar la luz a través de receptores especializados y de generar un impulso
nervioso que, a través de las neuronas del nervio óptico, transmite el mensaje
a las áreas especializadas del cerebro para su descodificación e
interpretación. Tanto durante el periodo embrionario como en la edad adulta y
la vejez, preservar las estructuras neuronales que permiten la transmisión del
impulso nervioso es clave para obtener y conservar la máxima agudeza
visual. De estas estructuras debemos destacar, por su importancia en la
transmisión del impulso nervioso, la membrana de las células nerviosas y su
composición en fosfolípidos y ácidos grasos poliinsaturados.
Los ácidos grasos esenciales omega 3, poliinsaturados de cadena larga (EPA y DHA),
son componentes estructurales de todos los tejidos y son indispensables para la
síntesis de las membranas celulares. El cerebro, la retina, y otros tejidos
neuronales son muy ricos en estos ácidos grasos. Así, el DHA constituye
el 60% de los ácidos grasos poliinsaturados en la retina y el
40% en el cerebro. El DHA en los fosfolípidos de membrana forma
parte de los fotorreceptores de la retina y en las terminaciones sinápticas. Los ácidos
grasos poliinsaturados de los fotorreceptores de la retina aumentan
su capacidad de procesamiento del estímulo luminoso, por lo tanto las personas
que tienen un déficit de estos ácidos grasos requieren mayor estímulo lumínico
para provocar el mismo nivel de respuesta fotoeléctrica que aquellas personas
con los niveles adecuados de EPA y DHA.
Otros componentes importantes para la preservación de la agudeza
visual son los pigmentos luteína
y zeaxantina. Son dos compuestos
que abundan en algunos vegetales de color verde (como las espinacas, el brócoli
o el aguacate) y de color amarillo (el maíz o la naranja). Son carotenoides de
potente acción antioxidante que protegen las células de la retina y previenen
la pérdida de agudeza visual asociada al envejecimiento. De hecho,
investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido) han demostrado que
el consumo de espinacas protege de la degeneración macular, la causa más
frecuente de pérdida de visión en mayores de 50 años. Aunque diversos factores
hereditarios contribuyen a este problema, otras causas como la
arterioesclerosis o el tabaquismo pueden empeorarlo. Esta enfermedad está
relacionada con la acumulación de radicales libres producidos por la radiación
ultravioleta del sol, aunque otros factores oxidativos pueden también afectar.
El estrés oxidativo juega un papel importante en el
envejecimiento de la retina, así que los antioxidantes son importantes para la
defensa contra las cataratas. Un equipo de investigadores en la Universidad de
Bari en Italia demostró que en las personas con cataratas, la perdida de glutatión iba de la mano con el daño a
la retina. Investigadores en Rusia midieron los niveles de glutatión en el ojo
en cientos de pacientes esperando cirugía por distintas razones. Los niveles más
bajos de glutatión fueron encontrados en pacientes con cataratas y glaucoma, y
se pudo apreciar este decremento aun en pacientes en etapas tempranas de la
enfermedad, sugiriendo que elevando los niveles de glutatión podría revertirse
o hacer más lento el proceso de la enfermedad. Un grupo en la Universidad de Harvard
investigo distintas formas de liberar el líquido del ojo para liberar la presión,
se demostró que el glutatión beneficia la presión del ojo.
El zinc es uno de
los minerales antioxidantes esenciales para el organismo que pueden aportar
importantes beneficios para el cuidado de los ojos. Se encuentra mayormente en
productos de mar, carnes, lácteos, frutos secos, cereales integrales, germen de
trigo, harina integral, las yemas de huevo y el ajo. El zinc ayuda a liberar la
vitamina A del hígado para que pueda ser utilizada en el tejido ocular; haciendo
de este un nutriente imprescindible para el correcto funcionamiento de la
retina. Por esta razón, muchos médicos alertan sobre la posibilidad de que
aquellas personas mayores que tengan déficit de zinc, pueden tener un riesgo
mayor de sufrir degeneración macular asociada con la edad, ceguera nocturna,
cataratas y también ver afectada su memoria.
“El hecho de llevar
una dieta adecuada puede mejorar la visión hasta en un 30 por ciento. Los
alimentos más aconsejables son los que contienen vitaminas A, E, C B2
(riboflavina) y luteína. Entre los menos recomendables están las carnes rojas,
el alcohol, los embutidos y los que tienen niveles elevados de grasas saturadas”,
explica el doctor José Antonio Parejo, oftalmólogo y director de IMQ Visión, de
Madrid.
La vitamina C y la vitamina E inciden positivamente sobre el cristalino, favorecen la conjuntiva y disminuyen el riesgo de sufrir cataratas. También poseen un beneficioso efecto antioxidante, como la coenzima Q-10 o el beta-caroteno (principal antioxidante de tomates y zanahorias) que también son indispensables para mantener una visión sana.
La vitamina C y la vitamina E inciden positivamente sobre el cristalino, favorecen la conjuntiva y disminuyen el riesgo de sufrir cataratas. También poseen un beneficioso efecto antioxidante, como la coenzima Q-10 o el beta-caroteno (principal antioxidante de tomates y zanahorias) que también son indispensables para mantener una visión sana.
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