El Sol como fuente de vida


A lo largo del tiempo, el sol ha sido identificado como una fuente de creación, llegando a ser objeto de adoración por diferentes culturas. Con el paso de los años, el concepto del sol se ha trasladado de virtuoso a villano. Sin embargo, perdura una faceta amable del sol, como fuente terapéutica, en una disciplina que hoy conocemos como Helioterapia.

 
¿En qué consiste?

La Helioterapia es la utilización de las radiaciones solares con fines terapéuticos. Consiste en la exposición dosificada al sol, aprovechando las propiedades beneficiosas de sus rayos, en el tratamiento de determinadas afecciones. Se trata de un método curativo de una larga tradición histórica, pero tan fácilmente asequible que con frecuencia se abusa de él o se prescinde de su aplicación cuando pudiera ser útil.

La Helioterapia desde la antigüedad

Ya en la cultura egipcia, en el siglo V antes de Cristo, se construían terrazas destinadas a los “baños de sol” y, a lo largo de las distintas épocas, se ha hablado de los efectos bactericidas de los rayos solares en la cura de heridas o el tratamiento de enfermedades como el raquitismo, la artrosis o la tuberculosis. La utilización del sol con fines sanitarios se inició en Egipto y alcanzó gran importancia entre los griegos. Hipócrates estudió detenidamente los efectos del sol y del clima sobre el organismo sano y enfermo, dedicándole una parte importante en sus obras.
Los romanos también prestaron atención a la Helioterapia, considerándose tan conveniente su utilización que muchas casas romanas tenían solarium como cubiertas de las mismas. Con los baños de sol completaban, muchas veces, las curas en sus famosas Termas.
En la modernidad, esta terapia ha sido objeto de diversos congresos internacionales, a raíz de los cuales se ha creado un gran número de colonias, campamentos, etc., fundados, en gran parte, para la utilización profiláctica y curativa de los rayos solares.

¿Cómo funciona el sol sobre nuestro cuerpo?

Los efectos de las radiaciones solares sobre el organismo son muchos y muy interesantes, aunque los efectos biológicos se pueden resumir fundamentalmente en tres: el fototérmico (producción de calor), fotoquímico (activa determinadas reacciones químicas) y fotoelectrónico (puede producir fenómenos de fluorescencia sobre sustancias fotosensibles).

Entre los efectos terapéuticos destacan:
-         Aumentan la resistencia a las infecciones, al estimular el sistema inmunitario.
-         Aumentan la capacidad de trabajo por estímulo del sistema nervioso.
-         Aceleran la cicatrización de las heridas.
-         Fortalecen la respiración de los tejidos corporales.
-         Disminuyen las reacciones alérgicas.
-         Facilitan los procesos de desintoxicación.
-         Aumentan la síntesis de melanina, produciendo oscurecimiento de la piel.
-         Mejoran, en general, el estado de ánimo.

Muchos de estos efectos no son inmediatos, pudiendo aparecer 1 ó 2 meses después de realizada la cura de sol.

La Helioterapia estaría indicada para prevenir enfermedades en personas que toman poco el sol. Es apropiada en casos de déficit de vitamina D, ya que esta vitamina necesita la presencia de la luz solar para su activación en la piel. También para el tratamiento de algunas afecciones de la piel (psoriasis, dermatitis…) y en casos de consolidaciones lentas de fracturas óseas, o como prevención de la osteoporosis. Puede ser recomendable además, en periodos de convalecencia o en estados deficitarios de las defensas corporales.

Pon en práctica esta terapia de forma segura:

-         Evite las horas de mayor intensidad solar. Mejor las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde.
-         La exposición al sol debe ser progresiva. Empiece poco a poco sin superar los diez minutos, tres veces al día, o media hora en una sola sesión.
-         Protéjase la piel, ojos y cabeza. La crema solar, la gorra y las gafas de sol son imprescindibles.
-         El bronceado es un mecanismo por el cuál nuestro organismo se protege de los rayos solares, mediante la secreción de melanina, que forma una película protectora, al tiempo que se endurece la epidermis y se ponen en marcha las funciones vitales de la piel. Sin embargo, las exposiciones prolongadas y el abuso del sol producen el efecto contrario, provocando un envejecimiento más rápido de la piel y haciéndola más vulnerable ante determinadas afecciones cutáneas.

Soleal Cápsulas, prepara la piel, activa y prolonga el bronceado.

La exposición prolongada al sol favorece la producción de radicales libres, responsables de la aparición de arrugas, envejecimiento precoz, eritema solar... Los expertos en salud recomiendan el consumo de antioxidantes naturales para neutralizar estos radicales, retrasar el envejecimiento y proteger la piel de la acción negativa del sol. El ßeta-caroteno, potente antioxidante, es un pigmento presente en frutas, verduras y algas, que tomado diariamente proporciona una excelente protección a la piel, evitando el envejecimiento y acelerando el bronceado. El aceite de Rosa mosqueta y de semillas de kiwi, aportan ácidos grasos esenciales, que actúan reparando y protegiendo la piel.

Ingredientes (por cápsula):
- Aceite de Rosa mosqueta (250 mg)
- Aceite de semillas de kiwi (5 mg)
- Vitamina E natural (5 mg, 50 % CDR*)
- Beta-caroteno natural procedente de algas marinas (3 mg)
- Aceite de soja IP**
- Lecitina de soja IP**
- Gelatina, glicerina y agua.

*CDR: Cantidad Diaria Recomendada
**IP: Identidad Preservada

Modo de empleo:
Tomar 2 cápsulas antes del desayuno con ayuda de agua o zumo de frutas, 15 días antes de la exposición al sol, para preparar la piel antes del bronceado.
Tomar 1 cápsula diaria durante todo el año, para mantener una piel tersa.
Información nutricional por 100 g
 Valor energético
682 Kcal
(2.814 kJ) 
 Proteínas
19,4 g 
 Hidratos de Carbono
8,6 g 
 Grasas
65 g 

Presentación:
Envase de 60 cápsulas

 
Soleal, Factor de Protección Solar 25, Protección media UVA-UVB

Ingredientes:
Aqua, Octyl methoxycinnamate, Buthyl methoxidibenzoylmethane, Rosa moschata (Rosa mosqueta), Aloe vera, Titanium dioxide, Caprilic-capric triglyceride, Benzophenone-4, Glicerin, Sodium lactate, Acrilates C–10–C–30-alkyl acrylate crosspolimer, EDTA, Imidazolidiny urea, Parfum, Phenoxyethanol.

Modo de empleo:
Aplicar generosamente sobre la piel seca, media hora antes de la exposición solar. Repetir cada dos horas o después del baño.

Presentación:
Envase de 200 ml

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