Rábano, remedios y trucos

          Se sabe que el rábano se cultivó extensamente en el antiguo Egipto y se utilizó para alimentar a los obreros que contruían las pirámides. Su sabor fresco y ligeramente picante resulta irresistible. En ensalada o como guarnición, los rabanitos son una auténtica delicia, pero... ¿sabías que además los rábanos pueden blanquear las pecas y combatir el colesterol, entre otras muchas cosas? Vamos a descubrirte todos los secretos de esta sana hortaliza.


          El rábano rojo es un tubérculo que suele consumirse crudo en ensaladas, se incluye en sopas y guisos o acompaña al plato principal. Las hojas del rábano silvestre se comen con verduras. Además de aportar su sabor acre, el rábano estimula el apetito que, además, facilita la digestión. Sirve también para tratar la hinchazón abdominal, los gases y el estreñimiento.

          El rábano es especialmente recomendado para personas propensas a padecer trastornos hepáticos. Estimula la secreción de bilis, tonifica los intestinos y protege el hígado y la vesícula. El jugo del rábano negro, o el que se obtiene de las hojas, se ha empleado como estimulante biliar, para incrementar la orina, como laxante y, además, sacia la sed. Posee una acción desintoxicante y ayuda a eliminar las grasas, por lo que si tus niveles de colesterol empiezan a ser preocupantes, procura que en tu dieta no falten los rábanos. Trocea un kilo de rábanos, pásalos por la licuadora y bebe en pequeñas dosis durante dos días. Tu báscula lo notará.

          Es uno de los alimentos más saludables para la tercera edad, ya que mantiene el cuerpo limpio de desechos y toxinas, estimula las defensas del organismo y evita las infecciones. Además, el consumo regular de rábanos previene la aparición de piedras de riñón y vesícula.

          El rábano produce un suave efecto antibiótico y antiséptico adecuado en infecciones respiratorias como gripe, bronquitis, enfisema y asma. Muy eficaz para despejar la nariz y eliminar la mucosidad. Es de gran ayuda en las infecciones urinarias como la cistitis y la uretritis. Elimina bacterias y alivia la inflamación de riñones, vejiga y vias urinarias, además de ser un buen remedio para los escapes involuntarios de la orina. Las semillas cocidas, de sabor muy picante, han servido de aderezo en ensaladas o en la elaboración de salsa de mostaza.

Jarabe de Rábano:


Ingredientes:
- Un rábano.
- Una cantidad similar al peso del rábano utilizado en azúcar.

Preparación:
- Rallar el rábano y ponerlo en un cazo junto con el azúcar. Llenar de agua hasta cubrirlo por completo. Macerar durante un día entero y filtrar cuidadosamente con la ayuda de un lienzo.

Frecuencia:
- Tomar tres o cuatro cucharadas del jarabe al día, solo o disuelto en agua. 

          El exceso de sol y el envejecimiento de la piel son los responsables de la aparición de manchas marrones, un problema muy frecuente, sobre todo en verano. Nuestras abuelas aclaraban la piel de su rostro con esta eficaz mascarilla de rábanos.


Mascarilla de Rábanos para las manchas de la piel:


Ingredientes:
- Uno o dos rábanos.
- Cuatro cucharadas de leche.
- Una cucharada de harina de avena.

Preparación:
- Lava, pela y ralla los rábanos. Mezcla una cucharada de rábano con la leche y la harina. Remueve bien. Aplícala, evitando la zona de alrededor de los ojos, durante media hora.

Frecuencia:
- Aplícala dos o tres veces por semana.

PRECAUCIONES: Evitar comerlo o ingerir el jugo en caso de gastritis y úlcera gastroduodenal.

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